Con el SAFR es posible detectar las reacciones de quienes visualizan anuncios en pantallas y obtener respuestas inmediatas para dirigir mejor los mensajes transmitidos en los paneles.
Más que sólo reconocimiento de personas, el sistema también identifica género, edad y emociones por medio de expresiones monitoreadas, que permite que las acciones de marketing sean cada vez más personalizadas e interactivas.
Al crear una acción que «habla» con el consumidor y crea ofertas a medida, el anunciante además de sostener la atención del público a su acción, crea emoción, promueve experiencia y genera la relación.
Además, el SAFR es capaz de identificar una sonrisa o un simple parpadeo de ojos y funciona como un gatillo para la realización de pagos, la conclusión de transacciones o de determinadas actividades.